El fin de la guerra entre Irak y EE.UU.

18.12.11



El último grupo de tropas americanas fueron retiradas de Irak el pasado domingo, dando por terminado los casi nueve años de guerra continua que costaron la vida de 4.500 soldados americanos y decenas de millones de Iraquíes y dejando a un país que lucha con la incertidumbre política.

La guerra iniciada en marzo de 2003 con misiles enviados a Bagdad para derrocar al presidente Saddam Hussein se cierra con una democracia aún frágil frente a los insurgentes, las tensiones sectarias y el reto de definir su lugar en una región árabe en el caos.

La última columna de alrededor de 100 vehículos militares blindados de EE.UU. con 500 tropas rodaba por el desierto del sur de Irak desde su última base por medio de la noche y el amanecer a lo largo de una autopista vacía a la frontera con Kuwait.

Haciendo sonar sus bocinas, el último lote de alrededor de 25 camiones-militares estadounidenses y tractores cargando vehículos de combate Bradley cruzaron la frontera la madrugada del domingo, su tripulación saludando a compañeros de tropa a lo largo de la ruta.

"No puedo esperar a llamar a mi esposa y a mis hijos y hacerles saber que estoy a salvo", dijo el sargento Primera Clase Rodolfo Ruiz, al entrar a la frontera. Poco después, le dijo a sus hombres que la misión había terminado, "Hey chicos, lo lograron".

Para el presidente de EE.UU., Barack Obama, la retirada militar es el cumplimiento de una promesa electoral de traer las tropas salvas a casa por un conflicto heredado de su predecesor, la guerra menos popular desde Vietnam y una que manchó la reputación de Estados Unidos a nivel mundial.



Sin embargo, para los Iraquíes, la salida de EE.UU. trae un sentido de la soberanía atemperada por los temores persistentes de un país puede deslizarse una vez más en el tipo de violencia sectaria que mató a miles de personas en su punto máximo en 2006-2007.

Para muchos Iraquíes, la seguridad sigue siendo una preocupación - pero no más que los puestos de trabajo y acceder al poder en un país cuya red nacional ofrece sólo unas pocas horas de electricidad al día, a pesar de ser un país con gran potencial petrolero.

Empresas americanas y extranjeras ya están ayudando a Irak a desarollar la cuarta-más-grande reserva de petroleo, pero su economía necesita inversiones en todos los sectores, desde los hospitales hasta la infraestructura.

"Nosotros no pensamos en los Estados Unidos ... Nosotros pensamos en la electricidad, en nuestros puestos de trabajo, nuestro petróleo, nuestros problemas diarios", dijo Abbas Jaber, un empleado del gobierno en Bagdad. "Ellos (los estadounidenses) dejaron caos".

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